Cuatro mallorquines estuvieron en el encuentro con otros jóvenes de diferentes lugares de España, grupos enviados desde cada diócesis.
Como cada año las personas que participan en este encuentro tienen en común la inquietud por las misiones. Muchos han conocido a Dios a través de una experiencia de verano misión, otros refuerzan su fe cuando comparten sus vacaciones con los más necesitados y otros están deseosos de saber que se siente al realizar una experiencia misionera.
Las jornadas empezaron el viernes por la noche con una velada musical, continuaron el sábado por la mañana con el Laudes y después una serie de dinámicas para compartir experiencias, romper el hielo y poder conocerse mejor.
De este encuentro siempre salimos con los corazones renovados de espíritu misionero, que nos da fuerza para seguir trabajando por esta causa tan solidaria y necesaria.